Tiene una entrada estrecha, pero una vez en su interior, se abre una galería de proporciones generosas y con una gran pendiente en descenso húmeda, arcillosa y, por lo tanto, muy escurridiza. En realidad, todas sus paredes son de color marrón rojizo y parecen formadas a base de este material. Cuando ya hemos descendido durante unos 40 metros, la galería tuerce a la derecha y el techo en forma abovedada se eleva unos cinco metros sobre nuestras cabezas. Agarrados con sus patas de dicho techo con las cabezas hacia abajo, duermen su sueño diurno los integrantes de una colonia de murciélagos.