Cuevas de Murcia
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Visita a la Cueva de la Moneda (Alhama de Murcia) con los scouts de Vistalegre

Publicado: 25-05-2015
Escrito por Cuevas de Murcia

El término municipal de Totana esconde una gran sala subterránea con enormes formaciones: columnas de más de dos metros de diámetro, coladas de siete metros y grandes banderas y estalactitas que cuelgan del techo hasta más de diez metros…

Cuentan las leyendas locales que en esta cueva se descubrió un tesoro de monedas de oro árabes durante la Reconquista y que durante la guerra civil el bando republicano instaló allí una máquina para la falsificación de monedas, de donde al parecer viene su nombre.

El domingo 24 de mayo un grupo de 15 scouts de Vistalegre acudieron a la cueva de la Moneda acompañados por tres técnicos de la Federación, en la primera visita guiada del proyecto. Para todos ellos era su primera experiencia en espeleología.

A las diez de la mañana se aparcaron los coches en las proximidades de la cueva. La morfología de esta cavidad exige el acceso con equipo de verticales y fue en ese momento cuando el nerviosismo generalizado se empezó a hacer patente.

Tras veinte minutos de aproximación a la boca y la instalación de las cuerdas de progresión y de seguro los chicos comenzaron a descender el desnivel de 6 metros hasta el suelo de la sala.

Durante dos horas pudieron disfrutar de las grandiosas formaciones de esta cueva en las dos salas visitadas: la sala principal y la conocida como Columna Cortada, con un recorrido total aproximado de 75 metros. Asimismo pudieron observar las distintas firmas hechas a lápiz sobre algunas formaciones datadas algunas de ellas de hace más de medio siglo.

La salida de la cueva se realizó por la misma boca de entrada, la principal, muy amplia fruto del hundimiento. La mitad de ellos realizaron el ascenso mediante una escala instalada en la parte derecha, y el resto lo hizo por la cuerda instalada a la izquierda con el equipo de progresión propio de espeleología.

Para todos ellos resultó una experiencia verdaderamente gratificante, al igual que lo fue para nosotros. Si bien algunos de ellos hubiesen preferido una mayor dificultad en el recorrido, todos menos uno repetiría la experiencia sin dudarlo.

La actividad concluyó a las cinco de la tarde, después de comer en un bar en pleno corazón de Sierra Espuña.

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